Una de mis tortas favoritas, por su consistencia suave, por ese saborcito a canela en el fondo, porque es de calabaza y porque va perfecta con mis épocas y meses favoritos del año. Aunque halloween ya pasó, esta es una receta ideal para darse un gusto en la tarde en esos días en que las temperaturas se vuelven más frescas y las noches más frías. E incluso en diciembre, acompañada de vino o un buen ponche de crema.
INGREDIENTES:500 gr de calabaza o auyama.
1 taza de harina de trigo.
100 gr de mantequilla derretida.
1 taza de azucar.
1/2 taza de leche.
1 pizca de canela.
1 pizca de nuez moscada.
1 pizca de sal.
PREPARACIÓN:
- Pre-calentar el horno a 150 °C
- Limpiamos bien la calabaza, quitandole las semillas y la corteza. La cortamos en cuadritos y la colocamos a hervir hasta que este bien suave y pueda cortarse fácilmente con un tenedor. Dejar enfriar.
- Tomamos la calabaza ya fría, o al menos tibia, y con un tenedor la aplastamos formando un puré. O también se puede licuar en la licuadora o en un procesador.
- En un bowl, colocamos el puré de calabaza y le agregamos, mezclando con una paleta, la mantequilla derretida y la leche. Agregamos el azúcar y mezclamos.
- Aparte, tamizamos la harina, y la mezclamos con la canela, la nuez moscada y la pizca de sal. Añadimos a la mezcla anterior y mezclamos.
- Engrasamos y enharinamos nuestro molde. Yo usé uno de 18 cm.
- Llevamos al horno a 200°C por 40-60 minutos o hasta que nuestra torta se vea dorada. Podemos introducir el palillo pero por el tipo de torta es probable que no salga limpio y de la impresión que la torta aún no está lista.
Es una torta que se puede comer fría y caliente. A mi particularmente me fascina comerla tibiecita.
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